¿Te preocupa la liquidez de tu empresa? Todos los gestores financieros tenemos que grabarnos en la cabeza un sencillo lema: Las empresas no mueren por los resultados, mueren por la tesorería. Y aunque evidentemente una rentabilidad negativa continuada acabará afectando a nuestra liquidez, a veces se nos olvida que la rentabilidad por si sola no garantiza la supervivencia de la compañía. En este post os damos 8 Claves para mantener una tesorería a prueba de bombas.
En los tiempos que vivimos hay muchos factores que pueden llevarnos a una situación de insolvencia: la caída de las ventas, retrasos importantes en el cobro o impagos, restricción del crédito comercial y financiero, etc. Contar con lo que vulgarmente conocemos como el colchón financiero es obligado si queremos dormir relativamente tranquilos este 2021.
Para ello, os recomendamos unas buenas prácticas para que apliquéis en vuestra empresa.
1. Controla tus finanzas mediante el presupuesto de tesorería
Como siempre decimos, lo que se mide se controla, lo que se controla se mejora, por lo tanto, para mejorar nuestra liquidez debemos empezar aplicando una gestión proactiva. Muchas empresas tienen un presupuesto económico, pero no revisan periódicamente su presupuesto de tesorería. Aquí lo relevante no es cuándo facturamos y sino cuando voy a cobrar, y sobre todo cuándo vencen mis obligaciones y si necesito hacer uso de financiación de circulante. La previsión de tesorería debe realizarse en el corto plazo (a varias semanas vista) y a largo plazo, pues puede que haya hitos financieros como el pago de una inversión que debamos prever con meses, incluso años de antelación.
2. Determina las necesidades financieras del ejercicio ante diferentes escenarios
Una vez tengamos el presupuesto de tesorería debemos calcular nuestras necesidades de financiación. Por un lado, debo estudiar el ciclo de maduración de mi actividad, en base a mi rotación de existencias y al periodo medio de cobro y pago. Si mi “networking capital” es positivo, significará que toda venta que realice va a exigir financiar en cierta medida la operación, ya que tendré que pagar los costes de la venta antes de que pueda cobrar la misma. Esto implica que, si preveo crecer este ejercicio, debo comprobar que dispongo de líneas de circulante suficiente para financiar las necesidades aparejadas al crecimiento.
3. Asegura y anticipa el cobro en la medida de lo posible
La gestión de cobro debe favorecer la liquidez de dos formas: Por un lado, asegura el riesgo comercial para minimizar el impacto de potenciales impagos. Por otro, prioriza la obtención de un documento de cobro, es más importante tener el cheque o pagaré a tu disposición, a que el plazo de vencimiento del mismo sea menor. Evidentemente, siempre que puedas reducir el periodo medio de cobro hazlo, pero tener a tu disposición los documentos de cobro te permiten negociar los efectos en las entidades financieras cuando tengas necesidad.
4. Explora la opción del pago confirmado
El confirming o pago confirmado es una herramienta de pago a proveedores en la que nuestro interlocutor recibe un documento de la entidad financiera que le garantiza el pago en un plazo determinado, y que puede anticipar con un coste. Es una forma de aplazar el pago de compras importantes a la vez que damos al proveedor una herramienta para cobrar en un plazo muy corto. Aunque el confirming tiene coste financiero, es habitual negociar con el proveedor un descuento por pronto pago que compense o supere el coste financiero del mismo.
5. Fracciona pagos al vencimiento
Cuando tengas que realizar pagos únicos importantes, es decir, cuyo importe tenga peso dentro de la previsión de tesorería, busca en la medida de lo posible su fraccionamiento. Esto se puede aplicar a seguros, impuestos, tasas, etc. No obstante, valora los potenciales recargos, si la situación de liquidez es positiva puede que te interese ahorrar con el pago único. Si este pago es una inversión trata por todos los medios de financiarla a largo plazo, ya que el retorno de la misma por lo general llevará meses o años.
6. Optimiza tu stock
Un volumen de inventario elevado es un sumidero de liquidez, pero a su vez en muchas empresas es necesario para poder dar un buen servicio a sus clientes. Un buen dimensionamiento del inventario se basa en estimar la demanda y asegurar que somos capaces de cubrirla sin roturas de stock. Esto es más difícil de lo que parece, pues toda previsión tiene incertidumbre y debemos manejar márgenes de seguridad. Por lo general, ayuda el tener un circuito de compras, producción y ventas suficientemente integrado y transparente para que el propio sistema ajuste la demanda. También podemos negociar con proveedores que pongan a nuestra disposición mercancía en depósito, aunque sea en sus propios almacenes, para poder reducir el plazo de entrega y, por lo tanto, nuestras necesidades de inventario.
7. Deshazte de los útiles inútiles
Puede que tengamos inmovilizado que no está siendo productivo, en el caso de que no haya perspectivas de rentabilizarlo, puede ser interesante liquidarlo y generar caja. Por ejemplo, se puede hacer con el exceso de stock, especialmente si hay riesgo de obsolescencia o depreciación. Igualmente, si una línea de negocio o producción es deficitaria y no tienes una forma clara de hacerla rentable, puede que te interese antes ponerla a la venta y conseguir un cierto retorno que seguir generando pérdidas. Probablemente, estas operaciones no generen beneficios, es decir, puede que te hayan costado más hace años, pero ante una situación de necesidad financiera lo principal es la caja, no la rentabilidad.
8. Gestiona el cero virtual
Es importante que nuestro presupuesto de tesorería tenga lo que llamamos un cero virtual, un nivel de liquidez del que nunca debemos bajar, y que nos garantice que ante una situación crítica la empresa pueda mantener la actividad durante varios meses con esta tesorería. Si vemos peligrar este nivel de tesorería, debemos tratar de buscar financiación para compensarlo, preferiblemente a largo plazo, salvo que sepamos que es una situación puntual.
Estas prácticas no están dirigidas únicamente a empresas con problemas de solvencia o liquidez, sino que toda empresa, por muy grande que sea su colchón, debería incorporarlas en su planificación. Por nuestra experiencia, en épocas de bonanza las empresas suelen relajar sus controles, y eso puede llevarnos a situaciones de riesgo financiero.
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