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Scamper vs Triz: Ideación, más allá del Brainstorming

Ideación, más allá del Brainstorming: Scamper vs Triz

Cuando pensamos en obtener nuevas ideas, lo primero que nos viene a la cabeza es el brainstorming, pero en muchas ocasiones puede ser más eficaz idear a través de técnicas guiadas como, por ejemplo, la metodología SCAMPER o TRIZ. Pero, ¿sabes en qué consisten? En este post analizamos Scamper vs Triz.

Aunque tienen un objetivo común, son dos metodologías completamente diferentes. Analicemos ambas metodologías: Scamper vs Triz.

SCAMPER

La metodología SCAMPER fue creada a mediados del siglo XX por Bob Eberle, quien se inspiró en el brainstorming de Alex Osborn.

Esta técnica constituye una forma de generación de ideas guiada. Su nombre es un acrónimo de las palabras: Sustituir, Combinar, Adaptar (o agrandar), Modificar, Poner otro uso, Eliminar (o reducir) y Reordenar. Y precisamente en esto consiste este método.

Partimos de un elemento que ya existe a partir del cual queremos innovar. En primer lugar, tendremos que plantear un reto. ¿A dónde queremos llegar? ¿A qué queremos dar solución? ¿Qué esperamos obtener? Es entonces cuando tenemos que realizarnos las siguientes preguntas:

  • ¿Puedo sustituir algún elemento del producto?
  • ¿Puedo combinar ese producto con algún otro elemento, producto o servicio?
  • ¿Puedo adaptar ese producto a alguna circunstancia concreta? ¿Puedo agrandarlo?
  • ¿Puedo modificar ese producto?
  • ¿Puedo dar otro uso a este producto?
  • ¿Puedo eliminar algún elemento del producto o simplemente reducirlo?
  • ¿Puedo reordenar los elementos del producto?
 

Sustituir:

Consiste en seleccionar algún elemento del objeto de estudio y sustituirlo por otro. Esto puede ir desde la sustitución del packaging de un objeto a la sustitución de una máquina dentro de un proceso productivo.

Combinar:

Se trata de buscar sinergias entre dos elementos que puedan funcionar bien de forma conjunta. Podemos combinar cualquier cosa que se nos ocurra.

Adaptar o aumentar:

En un contexto tan cambiante, es importante estar al día y ver de cuantas formas podemos adaptarnos. Podemos adaptar un producto a una nueva tendencia de consumo, pero también podemos adaptar nuestra forma de producir para ser más innovadores.

Modificar:

Debemos preguntarnos si hay algo que se pueda modificar para cumplir con nuestro objetivo. Si mi objetivo es ser más productivo, es posible que me pregunte cómo puedo modificar las reuniones para que sean más eficientes y no se pierda demasiado tiempo con ellas.

Poner otro uso:

Puede ser una gran forma de ampliar nuestro mercado. En muchas ocasiones nos encontramos limitados por los usos tradicionales y nos cuesta salir de una forma de pensar a la que recurrimos de forma inconsciente. Si nos forzamos a buscar un nuevo uso, podemos dar con ideas que jamás nos hayamos planteado y sean perfectamente viables o simplemente sirvan de inspiración para llegar a otras.

Eliminar:

Cuando nos hacemos esta pregunta debemos plantearnos qué podemos eliminar de nuestro producto o cómo lo podemos reducir.

Reordenar:

Por último, pensemos, ¿Es posible reordenar las fases de mi proceso de fabricación para ser más productivo? ¿Puedo reordenar los componentes de mi producto y crear un nuevo concepto?

Un ejemplo muy ilustrativo de cómo utilizar este método lo encontramos basándonos en un producto. Pensemos a continuación en un helado de vainilla servido en cucurucho de galleta:

  • Sustituir: ¿Puedo sustituir el azúcar por algún edulcorante natural?
  • Combinar: ¿Puedo combinar este helado con algún sirope o topping para poner encima?
  • Adaptar: ¿Puedo cambiar la leche por bebida vegetal y adaptarlo a quienes sean intolerantes a la lactosa?
  • Modificar: ¿Puedo cambiar el cucurucho de galleta por uno de chocolate?
  • Poner otro uso: ¿Puedo usar el helado de vainilla para hacer un batido?
  • Eliminar: ¿Puedo eliminar el cucurucho y servirlo en otro envase? ¿Puedo vender una versión más pequeña para niños?
  • Reordenar: ¿Puedo elaborar la galleta en forma de láminas y servir el helado en formato sándwich?

Sin embargo, esta metodología va mucho más allá del producto, siendo también aplicable a servicio o incluso procesos. Por eso, su uso es cada vez está más generalizado y, aunque se recomienda usarla cuando trabajamos con gente que no está muy familiarizada con el brainstorming, resulta muy útil cuando tenemos un reto definido y no queremos divagar con otras metodologías.

A través de estas preguntas, estimulamos la generación de ideas y la creatividad. De hecho, en muchas ocasiones, aunque las empresas no tengan la necesidad de innovar, utilizan esta metodología como una simple técnica de calentamiento para trabajar la capacidad creativa.

 

TRIZ

La metodología TRIZ, se llama así por el acrónimo ruso de la Teoría para la Resolución de Problemas de tipo Inventivo, en ruso “teorija rezhenija izobretatelskih zadach”

Esta metodología nace en Rusia de la mano del ingeniero Genrich S. Altschuller quien en 1946 comenzó un análisis de miles de patentes en el que encontró algunas pautas que se repetían en todos los procesos de innovación e inventiva para la resolución de problemas. Su idea era que, si se podían identificar estos patrones, después se podrían enseñar, de forma que todo el mundo entendiera el proceso inventivo como algo previsible.

Tras el estudio de patentes, el ingeniero obtuvo lo que llamó “40 principios de inventiva” a través de los cuales desarrolló una matriz para resolver las contradicciones que pudiera presentar la resolución de un problema.

La teoría de Altschuller, se hizo práctica con su implantación en diferentes empresas ingenieras rusas a lo largo de los 80. Posteriormente, en la década de los 90, llegó a Estados Unidos donde continuaron los avances sobre la misma, extendiéndose finalmente por más de 35 países diferentes.

Según esta teoría, durante el proceso de innovar, podemos encontrar dos tipos de problemas:

  • Problemas con solución conocida
  • Problemas con solución desconocida

Los primeros son aquellos que podemos resolver en base a información que ya tenemos de problemas anteriores. Es decir, podemos resolverlos aplicando una solución que sabemos que ha funcionado para resolver otro problema similar.

Los segundos, son aquellos que Altshuller denomina “problemas inventivos” y cuya solución pasa por la causa de nuevos problemas. Es aquí donde nos encontramos las famosas contradicciones. Por ejemplo, queremos ser más sostenibles así que decidimos sustituir las cucharitas de los helados de plástico por cucharitas de cartón. Sin embargo, se deshacen al mojarse con el helado y los clientes se quejan. Aquí encontramos una contradicción ya que, aunque hemos conseguido ser más sostenibles, estamos empeorando la experiencia del consumidor.

La forma en la que se aplica esta metodología para la resolución de problemas es la siguiente:

1. Tenemos un problema que queremos solucionar.

2. Extraemos las notas características de ese problema específico, llevándolas a formar un problema abstracto.

3. Presentamos las notas características del problema a nuestro equipo para que nos ayude a identificar una solución. No conocerán el problema real, sino que ofrecerán soluciones a ese problema abstracto. En esta etapa suelen aparecer contradicciones, serían problemas abstractos análogos al que se presenta.

4. Identificamos todas las ideas posibles. En esta fase es donde nacen los principios de inventiva.

5. Encajamos las ideas extraídas para un problema abstracto con el problema real específico.

Este método, además de fomentar la generación de ideas a través de la creatividad, potencia el conocimiento técnico permitiendo la resolución de este tipo de conflictos.

 

SCAMPER VS TRIZ

Como síntesis, podríamos decir, que ambas técnicas son igualmente válidas para idear de forma orientada. Sin embargo, dependiendo del tipo de cliente y su casuística particular, puede ser más interesante emplear una u otra. De ahí la importancia de la experiencia del facilitador para orientar en la obtención de los mejores resultados.

Si quieres ver ejemplos tangibles de estas metodologías, te invitamos a visitarnos en nuestro Centro de Innovación y Transformación Digital de Inforges, dónde con mucho gusto, te asesoraremos de forma personalizada.

 

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Innovar no es sólo idear. Innovar es materializar esas ideas, dentro de un proceso de creación sostenible, cuyo fin es conquistar el mercado, para que genere valor tangible en el núcleo del negocio.

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Portfolio, portafolio, oferta, offering o catálogo, son solo algunos de los términos con que solemos identificar a la propuesta de productos y/o servicios que definen a nuestra empresa de cara a nuestros potenciales clientes.

Diseño y Rediseño de Producto

No sólo tenemos por qué acometer un diseño o rediseño completo del porfolio de productos y/o servicios, también podemos realizar añadidos o rediseños particulares a la oferta ya existente, sobre todo cuando ya se ha llevado a cambio un reestudio profundo de la oferta en fechas relativamente recientes.

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