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Innovación social: cuando el resultado es, al menos, tan importante cómo el proceso

Innovación social
La innovación social está formada por toda aquella innovación que soluciona un problema social. Sin embargo, para que sea así, no basta ser social solo en cuanto al resultado, sino que el proceso también debe serlo. Es aquí donde más difiere de los modelos tradicionales de innovación, en los que una entidad concreta busca una solución novedosa que mejore la vida de la sociedad sin que exista interacción por las partes. Así, desde Inforges, con el fin de clarificar estas notorias connotaciones que definen la innovación social, hemos desarrollado este artículo, que esperamos que os ayude a potenciar la dimensión social de vuestros proyectos innovadores.
 

Supongamos que una comunidad de vecinos quiere innovar y construir un nuevo parque infantil junto a su edificio, que sea, además, accesible para niños en silla de ruedas. Si la comunidad de vecinos contrata a una empresa externa que diseñe este parque, estará innovando con un fin social, pero no se tratará de innovación social en sí. Sin embargo, si la comunidad contrata a una empresa que diseñe el parque con la colaboración de los vecinos, permitiendo que aporten ideas y bocetos, estaríamos ante un caso de innovación social.

 

Por tanto, la diferencia reside en que, en la innovación social, los beneficiarios de la innovación son, a su vez, promotores del cambio. La participación de los usuarios en el proceso fomenta valores como: la creatividad, la cooperación, la solidaridad o el entendimiento.

 

Podemos creer erróneamente que este fenómeno se da con mayor frecuencia entre las comunidades más necesitadas, pero nada más lejos de la realidad, pues se encuentra en auge entre aquellas comunidades que quieren potenciar estos valores a través de la co-creación, y que, como consecuencia, acaban obteniendo una solución innovadora que beneficia a toda la comunidad.

 

Esto no significa que no sea de gran utilidad en comunidades necesitadas. De hecho, la primera fase de este tipo de innovación consiste en identificar una necesidad a cubrir, independientemente del público concreto al que se dirija. La idea es cubrir una necesidad de la sociedad que hasta entonces no estaba cubierta o, de estarlo, se pueda mejorar.

 

Innovación social, innovación técnica y emprendimiento social

En ocasiones, se confunde innovación social con innovación técnica y emprendimiento social. Por eso, es importante conocer qué significa cada uno de estos conceptos.

  • Innovación Social: Toda innovación cuyo objetivo y proceso es social.
  • Innovación Técnica: Innovación centrada en la obtención de una mejora concreta sin necesidad de tener un fin social. Es la innovación que se da en las empresas cuando buscan innovar para mejorar su producción u obtener una mayor rentabilidad.
  • Emprendimiento Social: Emprendimiento a través del cual se pretende solucionar o mejorar una cuestión social, así como la obtención de un beneficio por ello. El objetivo es la obtención de un equilibrio social y económico.

 

Mientras que el emprendimiento va ligado al mundo empresarial o al propio individuo, la esencia de la innovación social es el cambio con un fin social en sí mismo.

 

Una cuestión de interés general que ha impulsado la concienciación sobre la innovación social es la agenda 2030. Esta agenda, aprobada en 2015, recoge 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como, por ejemplo: producción y consumo responsables, ciudades y comunidades sostenibles, educación de calidad o fin de la pobreza.

 

La innovación social se ha convertido en una herramienta que permite idear para conseguir alcanzar estos objetivos. Con ella, podemos alcanzar soluciones como el diseño de nuevos modelos de educación, actividades culturales o espacios que impulsen la creatividad y el desarrollo de habilidades de sus usuarios. Para ello, es necesario que, cuando se inicie un proyecto de este tipo, se definan de forma clara los objetivos, interlocutores y resultados que se pretenden alcanzar.

 

Una de las cosas que hace que este modelo de innovación sea tan especial es que no sigue un proceso lineal, sino que se desarrolla en forma de espiral.

 

Los procesos que componen la innovación social son dinámicos e iterativos, de forma que es imposible asociarlos a un proceso puramente lineal. Algunos autores, como Murray, Mulga y Caulier, hablan de una espiral igual a la de Fibonacci.

 

Espiral de Fibonacci. Fuente: ResearchGate – Peter Oeij

Fuente: Espiral de Fibonacci. Fuente: ResearchGate – Peter Oeij

 

La espiral de Fibonacci o espiral áurea es una espiral logarítmica cuya razón de crecimiento es Φ (Phi), es decir, la razón dorada, y está directamente relacionada con la sucesión numérica del propio Fibonacci. En esta sucesión, la suma de dos números consecutivos siempre da como resultado el siguiente número y la relación entre ellos, conforme aumenta la sucesión, se va acercando a Φ.  Para dibujar la espiral, partimos de la sucesión de Fibonacci con el fin de dibujar los rectángulos áureos y una vez los tenemos, uniendo los vértices de éstos, obtenemos la espiral áurea.

 

En realidad, hay quienes dicen que esta espiral está en todas partes y, de hecho, la encontramos en muchos elementos de la naturaleza como galaxias, moluscos o plantas. Además, en el mundo del arte ha sido una referencia para el estudio y entendimiento de muchas obras.

 

Como podemos observar, esta espiral se usa en diferentes disciplinas y en el ámbito de la innovación social, sirvió de inspiración para la representación de su proceso:

 

Espiral de Fibonacci (con fases). Fuente: ResearchGate – Peter Oeij

Fuente: Espiral de Fibonacci (con fases). Fuente: ResearchGate – Peter Oeij

 

La espiral de la innovación social consta de siete fases:

  1. La primera de ellas es la fase de necesidad e inspiración, donde prima la investigación y la búsqueda de oportunidades.
  2. Una vez tenemos clara cuál es la necesidad a cubrir y qué oportunidades tenemos, pasamos a la fase de ideación.
  3. A continuación, tiene lugar el desarrollo de ideas, profundizando en los aspectos clave de los resultados de la fase anterior.
  4. Cuando hemos elegido una idea a desarrollar, llega el momento del prototipado. Esto tiene lugar en una cuarta fase.
  5. La quinta fase es donde se testea la idea y se comprueba su aplicabilidad. No todas las ideas son factibles y, en caso de no serlo habrá que estudiar el motivo y analizar qué se puede cambiar.
  6. La sexta fase coincide con la fase de maduración y crecimiento orgánico.
  7. Para finalizar, llegamos a la fase de cambio sistémico. Tiene lugar cuando alcanzamos el fin perseguido con la innovación social desarrollada.

 

Es importante entender que la espiral está en constante retroalimentación, de forma que en cualquier fase del proceso se puede volver al punto anterior para hacer alguna modificación. La idea es que no hay un patrón correcto para la obtención del cambio sistémico el proceso. Por eso, debemos ir iterando a lo largo de todo el proceso hasta encontrar la mejor solución.

 

Y si te ha resultado de interés este artículo, te invitamos a contactarnos o visitarnos en nuestro Centro de Innovación y Transformación Digital en Murcia, para que te presentemos los proyectos dónde Inforges ha puesto en valor la innovación social, involucrando a grandes comunidades, con el fin de mejorar su calidad de vida.

 

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